Jóvenes que participaron en la prueba, víctimas de diferentes tipos de acoso, reconocieron temer más el daño físico que el acoso por la red, ya que en este segundo caso se mostraron convencidos de saber qué hacer contra los ciberacosadores. Este estudio ofrece resultados muy distintos a los realizados anteriormente.
Un estudio de la Universidad de Queensland entre más de 156 niñas y niños que habían sufrido bullying tanto físico como cibernético, desveló que la juventud aún teme más la intimidación ‘cara a cara’ que el acoso producido a través de Internet. La profesora Marilyn Campbell, principal impulsora de la investigación, reconoció su sorpresa por los resultados, ya que había asumido que el ciberbullying figuraba como principal preocupación de las y los jóvenes, tal y como habían apuntado anteriores investigaciones.
Su alta prevalencia, la gravedad de sus consecuencias y las dificultades para la prevención e intervención han hecho del ciberbullying el principal azote digital de niños, niñas y adolescentes. La inmediatez, facilidad y disponibilidad para causar daño, la potencia de Internet, la dificultad de desarrollar la empatía en el entorno digital… son algunos de los factores que hacen que el ciberacoso entre iguales se haya convertido en el problema más relevante que afecta a la infancia y la adolescencia online.
Sin embargo, estudiantes entrevistados por la de la profesora Campbell aseguraron conocer los métodos para bloquear a los ciberacosadores: “en Internet puedes apagar el ordenador o puedes bloquear a quien te acosa, pero cuando un grupo de niños han conseguido rodearte contra el pared en el patio de recreo, es cuando no se puede escapar”. De los encuestados, el 59% dijo bullying cara a cara era peor, el 26% dijo que ambas formas son igualmente dañinas y el 15% consideró el ciberbullying peor.
Un estudio que choca directamente con el realizado hace unos meses por la Academia Americana de Pediatría, donde se hacía hincapié en los riesgos para la salud de los adolescentes que genera el acoso escolar, destacando especialmente los elementos potencialmente agravantes que tiene el acoso cibernético o ciberbullying. El anonimato de Internet permite a los acosadores contenerse menos, por lo que es difícil para la víctima para obtener un respiro. Según aquel informe, las y los adolescentes que era víctimas cinberbullying sufrían mucho más por culpa del acoso prolongado,
A la misma conclusión llegaron los integrantes del grupo Taylor & Francis , que realizaron un estudio basado en más de mil comentarios alojados en un post del blog de la famosa cantante y compositora Amanda Palmer. La entrada estaba relacionada con el suicidio de Amanda Todd, una joven de 15 años de edad sometida a un constante maltrato psicológico por sus compañeros, hasta el punto de quitarse la vida fruto de la desesperación.
Palmer también fue víctima de ciberbullying en su juventud y decidió contar sus experiencas para concienciar a sus seguidores. La investigación mostró que la principal razón para iniciar el abuso era el aspecto físico, seguido por la orientación sexual y la participación en los intereses no convencionales. Los investigadores concluyeron que el cyberbullying tiene sus raíces en el acoso tradicional, pero con una dificultad mayor para escapar de los torturadores e identificarlos, hasta el punto de convertirse en el modo de acoso
Tras las entrevistas, la profesora Campbell aboga por “atender a todos los tipos de acoso”, ya que muchas niñas y niños no diferencian entre uno y otro, ya que Internet es parte de su vida. Sin embargo, la prueba también evidenció la necesidad de hacer hincapié en los riesgos que conlleva el ciberbullying, ya que según reconoce el propio estudio, algunos jóvenes no acaban de ser conscientes de lo peligroso que puede resultar el ciberhostigamiento y de las dificultades de hacerle frente.