«Los ciberacosadores pueden agredir a un jugador hasta transformarlo en acosador de otras personas»
El gamer profesional Alexander González cree que los videojuegos pueden usarse para prevenir el acoso escolar Los videojuegos han sido objeto de crítica prácticamente desde su génesis, pero especialmente desde su popularización en los tiempos de las tecnologías conectadas. Si bien las competiciones de esports comenzaban a transmitir un mensaje positivo, la reciente inclusión de la adicción al videojuego en el manual de trastornos reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a estigmatizar el uso de estos juegos de pantalla. Evidentemente, cualquier exceso puede acarrear consecuencias nocivas, pero tomados con conciencia y responsabilidad, los videojuegos pueden ayudarnos a prevenir el acoso escolar. Alexander González, también conocido por su nickname «Mezuky» puede dar buena cuenta de ello. Fundador y presidente de la asociación Eusko Esports, se dedica de manera profesional a los esports como jugador de Hearthstone en el equipo Cometa Team y como organizador de eventos de este tipo. Mezuky reconoce que encontró en los videojuegos su vía de escape. No recuerda con demasiada alegría su trayectoria escolar, ya que durante muchos años sufrió bullying en el colegio. Sin embargo, a través de ese universo electrónico podía comunicarse con otras personas afines y desviar la atención de los compañeros que en clase le daban la espalda. Aunque, pasado un tiempo, tantas horas invertidas en la pantalla se traducirían en una adicción que le haría darse cuenta de los riesgos que implica sumergirse de lleno en el mundo de los videojuegos. Gracias a esa experiencia, es capaz
El uso abusivo de dispositivos digitales potencia el ciberacoso en la adolescencia
El móvil propio, mensajería instantánea, videojuegos y navegar más de tres horas al día, factores de riesgo del ciberbullying Cuantas más horas pasamos al día estudiando, más fácil nos resulta obtener el aprobado. Con el acoso en Internet ocurre lo mismo. Cuanto más tiempo dedicamos a navegar por la Red, tendremos mayor probabilidad de que nos molesten online. Se trata de una correlación que la lógica ya nos llevaba a deducir y que la Universidad de Oviedo ha corroborado de forma empírica. Los investigadores de este proyecto han determinado que el ciberacoso se manifiesta más en usuarios que han sido previamente víctimas de acoso escolar. La conectividad de los dispositivos digitales han dispuesto una pasarela entre aula y hogar por la que el abuso campa a sus anchas cuando quiere. No es de extrañar, por tanto, que el ciberbullying persiga principalmente a las víctimas de acoso presencial.